¿Qué es Mindfulness?


Consiste en prestar atención a la experiencia presente tal y como es, intencionadamente y sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella. La práctica de Mindfulness supone dirigir la atención al momento presente con una actitud de compasión, interés, apertura y amabilidad, independientemente de si la experiencia resulta agradable o desagradable. (J. Kabat-Zinn).

La aplicación de Mindfulness, tal y como la utilizamos ahora, la desarrolló J. Kabat-Zinn, un doctor en biología americano y budista, que trabajaba en casos de dolor crónico sobre todo en pacientes con cáncer, y para los que creó en 1980 un programa de práctica: MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction). Kabat-Zinn aplicaba estas técnicas para ayudar a sus pacientes a no reaccionar a las sensaciones físicas del dolor o del estrés. Con el tiempo se aplicó a otros trastornos como la ansiedad, o la depresión. Actualmente, tiene una vasta aplicación terapéutica.
En Mindfulness se adaptan diferentes prácticas de meditación que han sido conceptualizadas como habilidades psicológicas (curativas y reparadoras) que pueden ser entrenadas independientemente de cualquier contexto religioso y cuyo efecto beneficioso ha sido demostrado científicamente tanto a nivel neurológico como a nivel inmunitario, además del nivel conductual y psicológico. Si bien es cierto que, Mindfulness es una práctica central en el budismo, no es necesario ser budista, ni seguir los rituales de ninguna religión para obtener sus efectos beneficiosos.

Beneficios


La práctica y entrenamiento continuados en Mindfulness y Compasión produce, entre otros, los siguientes efectos:

  • A NIVEL FÍSICO: Se potencia el sistema inmunitario y la producción de anticuerpos (atenuación de la secreción de cortisol en respuesta al estrés), entre otros efectos. Produce vitalidad a la vez que un estado relajado

  • A NIVEL MENTAL: Nos permite llegar a captar la realidad por una parte y la manera en que nuestra mente la deforma por otra. Facilita la Concentración, así como una Calma interior: Serenidad y Paz. Aumenta la Claridad, con visión más amplia de las experiencias vitales

  • A NIVEL EMOCIONAL: Fortalece la Empatía, y el restablecimiento del equilibrio emocional. Favorece los estados de ánimos positivos. Mejora la capacidad de hacer frente a emociones y situaciones negativas

  • A NIVEL RELACIONAL: Se facilita el conocimiento de uno mismo a través de la comprensión de la propia experiencia. Fomenta una actitud básica de respeto y amor hacia sí mismo/a y hacia todos los seres. Favorece las relaciones sanas entre individuos a través de una serie de mecanismos, como la empatía incrementada, el equilibrio emocional

¿Por qué practicar?


Nuestro principal problema es que no podemos permanecer tranquilos si no tenemos la sensación de estar haciendo algo… Así la mente se dispersa continuamente: busca huir de lo desagradable y aferrarse a lo que le parece divertido, excitante: por comportarse así acaba siempre confundida. Si no practicamos Mindfulness, no habrá calma: la mente por sí misma es incapaz de tranquilizarse y permanecer serena.

La práctica consiste en permitirnos estar Aquí y Ahora, y llegar a ser uno, con nuestras propias experiencias presentes. En esencia, es ser plenamente conscientes de lo que hacemos mientras lo estamos haciendo. No implica ir a algún sitio, ni sentir algo especial. Con la práctica de Mindfulness, aprendemos que no hemos de temer nuestros contenidos mentales ya que tenemos a nuestra disposición competencias metacognitivas. Así dejamos de estar controlados por emociones y pensamientos: podemos liberarnos de automatismos y patrones reactivos o evitativos. Para ello es imprescindible desarrollar un compromiso de Compasión (tratarnos con amabilidad, como si fuéramos nuestro mejor amigo) en primer lugar hacia nosotros mismos y luego hacia la propia experiencia observada, para poder estar Ahora sin juzgarnos (autocompasión). La Compasión se centra en cómo relacionarse con nuestro propio yo (el experimentador), mientras que Mindfulness lo hace, fundamentalmente, en cómo relacionarnos con nuestros contenidos mentales (lo experimentado). Son dos caras de la misma moneda.